ACTIVANDO TU DIA (6)
El día que me quebré… y empecé a sanar
Resumen del contenido

Ese día en que no pude ni controlar mi respiración, en que mis pensamientos eran más fuertes que yo. Ese día supe que no era tan fuerte como creí.

Recuerdo que pasé por momentos dolorosos que nunca conté. Me los tragué. Ni siquiera lloré. Pero seguí, en modo automático, creyéndome fuerte, pensando que la verdadera fortaleza era verse inquebrantable.

Por fortuna, llegó ese día en que me quebré. Me hice débil. Lloré y me desnudé (emocionalmente), porque después de ese día, nada volvió a ser igual.

Entendí que está bien, no estar bien siempre. Que pedir ayuda me hace valiente. Que llorar es normal. Que la tristeza, al igual que la felicidad, es solo un estado de ánimo, y que no define quién soy. Ese día me liberé (sin saberlo aún, sin entenderlo en ese momento… pero lo logré).

¿Serán los años y la experiencia de vida?
¿O será simplemente que me perdoné, me liberé y solté esa mochila llena de cosas que no me definían?
Asumí que solo yo tenía el control de mi vida y que no podía seguir jugando el papel de la niña que se defendía del mundo.

Dejé atrás el “así soy y punto”, el “no me importa que me critiquen” (cuando por dentro sí me rompía).
Dejé de esforzarme, de desviar la atención hacia mis logros, y de creer que era débil por sentir.
Porque en el fondo, solo necesitaba que alguien me dijera: “Todo está bien”.

Hoy, aquí estoy, soltando a la niña interior herida.

Quiero decirte que si tú también estás cansado/a de cargar con mochilas que no te definen, permítete sentir, pedir ayuda y soltar.
No estás solo/a no tienes que ser fuerte todo el tiempo.

Con amor, Hey @lawillmuth

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