Empezar el día puede ser difícil… y está bien
Hay mañanas en las que simplemente no queremos levantarnos. La alarma suena, abrimos los ojos y sentimos que no tenemos ganas de nada. No es flojera, es agotamiento, falta de sentido o simplemente una carga mental que pesa más de lo que quisiéramos reconocer.
Pero aquí va algo importante: no necesitas estar motivada para comenzar. A veces, solo necesitas comenzar para sentirte motivada.
¿Y si la motivación no llega sola?
Nos han enseñado que debemos esperar a sentirnos inspiradas para hacer algo, pero en realidad funciona al revés. La acción pequeña, la más mínima, puede ser la chispa que necesitas. Algo tan sencillo como estirarte, tomar un vaso de agua o respirar profundo durante 30 segundos puede marcar la diferencia entre quedarte en la cama o tomar el control de tu día.
Hábitos que ayudan a activar tu mañana
Aquí te dejo algunos pasos que compartí en el último episodio de Activando tu Día, pensados especialmente para esos momentos en los que te cuesta comenzar:
- Evita el celular los primeros minutos: lo que ves al despertar puede afectar tu estado mental por horas.
- Haz algo que te conecte contigo: silencio, música suave, un diario de gratitud o simplemente observar la luz, entrar por la ventana.
- Pregúntate esto al despertar:
¿Qué pequeña acción puedo hacer hoy que me acerque a lo que deseo?
No necesitas resolverlo todo, solo un paso.
La clave no es la energía, es la intención
No todos los días despertaremos con entusiasmo. Pero sí podemos despertar con intención. Con el deseo de darnos una oportunidad más. De elegirnos, incluso cuando sentimos que no tenemos ganas.
En el episodio completo te comparto herramientas reales para activar tu energía interna, reconectar contigo y empezar el día con una actitud más consciente, más amable y más poderosa.
🎧 Puedes escucharlo en mi canal de YouTube →